Todavía hay personas que creen que el RFID no se puede utilizar donde hay mucho metal. La realidad es que sí se puede, pero hay que saber cómo. Hace poco realizamos una instalación donde estábamos completamente rodeados de metal, y los activos a controlar también eran metálicos. Aun así, conseguimos una solución estable y funcional.
En este artículo te cuento cómo lo hicimos, qué decisiones fueron clave y qué aprendizajes puedes aplicar si estás evaluando una instalación RFID en un entorno metálico.
El contexto de la instalación
El proyecto consistía en el control de activos metálicos en un entorno industrial donde todo —estructuras, maquinaria, estanterías, incluso las paredes— era metálico. En principio, un entorno “hostil” para RFID UHF. Pero precisamente por eso fue una oportunidad perfecta para demostrar que, con el enfoque adecuado, el RFID también funciona donde hay mucho metal.
¿Qué desafíos presenta el metal?
Los retos en estos casos no son nuevos, pero sí muy concretos:
Reflexión y absorción de señal: El metal refleja las ondas de radio, puede crear lecturas fantasmas o incluso zonas muertas.
Tags adecuados: Los tags estándar no sirven. Hay que usar tags diseñados específicamente para superficies metálicas (on-metal), que tienen una capa dieléctrica o separador que permite la lectura fiable.
Ubicación del tag: La posición del tag sobre el objeto metálico es fundamental. A veces 2 cm de diferencia pueden determinar si se lee o no.
Antenas, potencia y orientación
Antenas direccionales: Utilizamos antenas pensadas para focalizar la energía y reducir lecturas no deseadas.
Orientación estratégica: Ajustamos cuidadosamente la posición de cada antena según el layout del entorno.
Configuración de parámetros: La combinación de potencia de emisión y sensibilidad de lectura debe calibrarse para lograr la máxima eficiencia sin generar exceso de ruido o colisiones.
Las pruebas lo son todo
En RFID, la teoría sirve de guía, pero es la práctica la que valida una solución. Por muy bien que conozcamos el hardware y las recomendaciones del fabricante, cada entorno tiene su propia personalidad electromagnética, especialmente cuando el metal está por todas partes.
Por eso, no basta con instalar y ver si “funciona”. Es imprescindible realizar:
✅ Pruebas de lectura en movimiento y en estático
✅ Pruebas con distintos ángulos y distancias
✅ Simulaciones de uso real (ej. paso de activos por zonas comunes, apilamientos)
✅ Análisis de lecturas no deseadas o fantasmas
✅ Validaciones en diferentes momentos del día y situaciones del entorno
Muchas veces, un solo parámetro puede cambiarlo todo: subir 1 dBm la potencia, girar una antena unos grados o recolocar un tag puede marcar la diferencia entre una solución funcional y una fallida.
💡 La enseñanza clave: en RFID, el diseño inicial es solo el punto de partida. El ajuste fino y la validación en campo son lo que convierten una instalación prometedora en una solución confiable.
La diferencia la marca la experiencia
En RFID, no solo importa el hardware. Lo esencial es cómo se integran todos los elementos: dispositivos, entorno físico, software y procesos. Un buen integrador con experiencia puede anticipar problemas antes de que ocurran, ahorrar tiempo y garantizar que el sistema sea robusto desde el primer día.
Conclusión
¿RFID en entornos metálicos? Sí, absolutamente posible. Solo hay que conocer los desafíos, elegir el hardware adecuado, hacer pruebas a conciencia y contar con alguien que sepa lo que hace.
¿Tienes un entorno metálico donde te gustaría implementar RFID?
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